lunes, 11 de agosto de 2014

Sé tu mismo.

When Big Larry came 'round, just to put him down
SpongeBob turned into a clown
And no girl ever wants to dance
With the fool who went and-- ripped his pants.

¿Tu mami te dijo que si eras tu mismo, todos te querrían, Pipo? Pues tu madre es una mentirosa.

Sí, Pipo, la vida es dura. Dura como un diamante en una tormenta de hielo. Y es una cruz que todos debemos llevar. Nos lavan la cabeza. Nos dicen que somos vendedores de barras de chocolate mediocres para hacernos sentir especiales.

A veces es cierto. Ser tu mismo le agradará a algunas personas; pero en realidad eso no te importa. Quieres agradarles a las personas a las que no les agradas. Por que creciste con un complejo de inferioridad. Que por cierto, tampoco le agrada a nadie.

¿Entonces qué harás? ¿Cambiar? Demasiado cansado. ¿Aceptarlo? Demasiado sencillo. ¿Quejarte al respecto? Ding ding ding! Todos son unos idiotas, ¿no?

No podría quejarme mucho al respecto, por que cambio mucho, cambio mucho, cambio mucho, cambio mucho. No creo que haya un año en el que no haya cambiado radicalmente.

Sin embargo, nunca he sido muy bueno con el manejo de las grandes poblaciones, i.e. no soy muy bueno/agradable/amable con las personas. De facto, no puedo hablar con mujeres que no conozco, y suelo ser muy grosero con los hombres en general, tratándolos de estúpido a los minutos. 

No obstante, a la gente parece no molestarle. Se nota a leguas que yo soy así, supongo. Tendrá que ver con mi expresión al ver a alguien nuevo, o quizá por que soy un humano con cabeza de perro, pero las personas parecen no tomárselo a mal.

Un día decidí comportarme diferente. Sólo un día. Quizá sería mejor, quizá peor, o igual.

Así que iba por ahí, caminando, cuando me topo a un amigo y dos conocidas de ellas. Luego de mi usual exposición de excentricidad, un viejo #5, y un doble mortal al frente, una de las señoritas me pregunta "¿Quién eres?"

Al principio pienso en discutir sobre lo inusual que es esa pregunta para conocer el nombre de alguien, pero decido no ser Doggg, y me le quedo viendo con intriga.

D: Vaya....
S: ¿Qué?
D: Esa pregunta... es tan profunda.
S: ¿Eh?
D: Creo que... tengo que meditarlo.

Me senté en la pose de El Pensador, de Rodin, y me quedo ahí sentado. Espero las risas como Will Smith, y me presento como Doggg, genio profesional.

¿Qué crees, Pipo? Lo amaron. Hubo muchas risas por todos lados. Usualmente la gente se ríe de mi mordacidad, pero lo único que causa es que se enojen. Era el sabor del éxito, Pipo. El maldito sabor del éxito.

Mas tarde, debía de tomar el transporte público. Pero no sería una tarea fácil. La parada del autobús siempre está plagada de jóvenes emprendedores, chavorrucos amables y señoritas con impresionantes escotes que creen que pueden venderme una tarjeta de crédito con sus increíbles planes de pago y descuentos para el cine.

Usualmente los rechazo amablemente; un trayecto de 15 segundos llega a durar 6 minutos...

Pero esta vez me hice notar un poco, sin querer. Como no me gusta estar rodeado de gente, espero a que pasen para acercarme a mi destino, lo que me sirve para evadir a algunos de los emprendedores. Ahora no había nadie para protegerme. Y doce emprendedores con enormes sonrisas en sus rostros y folletos en sus manos volteaban a verme en el instante en el que yo giraba en la esquina.

Pero el Doggg experimental no lo piensa dos veces. Me posicioné en genuflexión. La calle estaba en completo silencio. Cambié a posición de corredor. Uno de ellos dio un paso hacia mí. Era mi señal de salida. Corrí, empujándolos a todos, hasta que llegué a la parada del camión, mientras hacía la higa en 360°.

Subí al vehículo, contento.

Luego de un largo trayecto, donde no cedí el asiento, por cierto, bajé a un par de cuadras de La Casa. En la parada de autobús de término, siempre hay un stand de Teléfonos Celulares, quienes me han hablado ya varias veces para ofrecerme un cambio de compañía, a pesar de que ya les he dicho que no tengo celular alguno.

Bajo y la chica del stand me habla.

C: ¡Oye, amigo!
D: ¿Yo?
C: ¡Sí, ven!
D: ¿Qué pasa?
C: Ah, hola, ¿qué compañía de celular manejas?
D: ¿Eh?
C: ¿Qué compa-
D: <fingiendo llanto> ¿Tú, de todas las personas, me lo preguntas?
C: <visiblemente asustada> ¿Por qué? ¿Qué tiene?
D: Creí... fui un tonto, ¡creí que yo era especial para ti!
C: <muy asustada> ¿De que hablas?
D: ¿Cómo que de qué hablo? ¿No me recuerdas? ¿NO ME RECUERDAS?
C: <aterrada> ¡No, amigo, lo siento, discúlpame, yo---
D: Yo... yo... te dije que... el martes... el martes te dije... que no tengo celular. Pero al parecer eso no te importa más.
C: <mucha risa nerviosa> Ay, amigo, creí que-
Le puse el dedo índice en la boca
D: Basta. No digas más. No lo hagas más difícil. Pero prométeme que no volverás a intentarlo.
C: ¿Eh?
D: ¡Me voy!
Y me fui a mi casa.

Fue un gran día, pero no es lo mío. Pero el Doggg Experimental ahora es una opción, supongo. Es mi decisión usarlo para el bien... o para el mal.

Now I've learned a lesson I won't soon forget
So listen and you won't regret
Be true to yourself don't miss your chance
And you won't end up like the fool who ripped his pants

The Doggg...g?

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