jueves, 20 de marzo de 2014

Humanidades y chauvinismo machista

She's up all ride til the stop
I'm up all ride to get some
She's up all ride for good fun
We'll ever sit if we're lucky

Tengo un serio problema con el tema del sexismo. Y es que no sé que lado tomar.

Todo comenzó una calurosa tarde de verano...

Estaba cansadísimo, y esperaba ansioso la llegada del autobús, añorando el contacto humano en toda mi superficie, el aroma a amor, las elegantes cumbias del siempre amable conductor, y por supuesto, luego de haber practicado la maldad durante horas, necesitaba descanso.

Treinta minutos después, en la LionParada, como se llama el servicio de transporte de la institución (sí, hay muchos juegos de palabras todo el tiempo), habíamos ya un grupo bastante nutrido de señoritas y caballeros, algunos reclinados indolentemente, otros charlando enérgicamente, otros odiando en silencio la suerte ajena, y yo, maravillado con mi Solitario Portátil.

Mis piernas cedían, y el calor implacable del desierto robaban el agua de los ahora 40 jóvenes en espera del LionBus. Cinco minutos antes, empero, había más jóvenes, que habían rendídose ante la desesperanzadora visión de un LionBus saliendo del camino. "Míralo, que c*lero, nomás no quiso recogernos pi*che LionBus no vale p*ne".

Por fin, el LionBus llegó. Yo, por supuesto, pensando sólo en mí, puesto que nadie piensa en los demás, de todos modos, me paré frente al lugar donde queda la puerta. Y una jovencita desvergonzada me hizo para atrás con un gesto del brazo y unas cuantas señoritas entraron rápidamente. Subí, pero, oh decepción, todos los asientos estaban ocupados.

Nadie les cedió el lugar, sin embargo, asumieron que lo haría. ¿Por qué? ¿No se supone que son ellas las que buscan la igualdad de trato? ¿No buscan el respeto? Y yo se los doy en un nivel total, y así es como regresa.

Por que por supuesto, en lugar de respetar los ideales de las muchas mujeres que han trabajado y sacrificado por la igualdad de derechos; e incluso muerto, el grueso sólo quiere más igualdad para lo que les conviene, pero siguen queriendo la caballerosidad y la gentileza.

Y es otra de las cosas que me ofende, al grado de darme un mini infarto. "Felicidades a nosotras las mujeres este Día Internacional de la mujer, por bellas y luchonas..." Decidme si no habeís visto semejantes frases en las redes sociales (no soy programa de Televisa, puedo decir Twitter y Facebook".

Durante algún tiempo, leí, estudié y creí en el comunismo, sobre todo la historia y el desarrollo del mismo, los logros en la sociedad occidental y similares.

Yo me pregunto, y les pregunto a todos. ¿Acaso felicitas a los trabajadores el día del trabajo? No. Quizá no muchos conozcan la razón de ese día, pero al menos para ellos es sólo un día de asueto. El primero de mayo es celebrado por la muerte de los Mártires de Chicago, quienes fueron aprisionados o ejecutados por participar en huelgas a favor de la jornada de ocho horas. No puedes felicitar a alguien por la muerte de otro. No felicitamos a los cristianos en Semana Santa, sí?

Y cuando las mujeres dicen eso del día de la mujer, o los hombres (pero los hombres qué, no es su historia y no les conviene) tanto peor, me enfermo de ira. El día Internacional de la mujer fue instituído por la lucha por los derechos de igualdad de la mujer, no por la mujer ni por la condición femenil.

Y es que me enferma esa gente, que quiere los beneficios sin enfrentar las consecuencias. ¿Quieres igualdad? No te cedo el asiento. ¿Por qué te lo cedería a ti, si no se lo cedo a un hombre? ¿Por qué debo dejarte pasar primero, cuando no dejo pasar primero a nadie?

Ser caballeroso es ser machista, es tratar a la mujer diferente por la simple razón de ser mujer, y nada más. Pero para el grueso del sexo femenino, el machismo solo implica golpes y miradas lascivas.

Y están tan acostumbradas al buen trato y todo que no tienen la más mínima vergüenza.

Cuando llego, de pura suerte, a conseguir asiento en el autobús - que no cedo si no hay ciertas circunstancias - y llega una señora fodonga y baquetona, con cara de haber perdido en la lotería con sus amigas, yo, cansado de trabajar, sólo miro al cielo con el ferviente deseo de que algún cara noble le ceda el asiento.

Abro los ojos, pero ahí está, frente a mí, mustia y horrible, sin el más mínimo signo de cansancio, inclinada hacia mí para molestar. ¿Quieres mi asiento? Well, fuck you, madame, I got it first.

Me distraigo con algo más, y recibo un golpe en cada rodilla. La señora se balancea hacia los lados para golpearme en las piernas con la masa fofa de celulitis que tiene bajo su obeso tórax.

El hombre de al lado me está viendo con cara de desaprobación: "Qué hombre tan innoble" - ha de pensar - "Por qué no quiere ceder su asiento a esta horrible señora?". Me doy cuenta y volteo. Mi cara dice: "Si tuviera veinte años y un cuerpazo, tú le cederías hasta tu casa, imbécil.". Se asusta ante el contacto visual y regresa a ver entre sus rodillas, cobardemente.

La joven a un lado mío me mira, entre comprensiva y burlona, pero no puedo negar que mi situación es risible, así que acepto su comprensión silenciosamente. De pronto, la señora pretende entablar conversación con ella.
Remigia: Cómo ve, muchacha, ya no hay respeto.
María: Ah, ¿por qué lo dice, señora?
Remigia: Pues ya ves, ya no hay respeto para las mujeres.
María: ¿Cómo?
Remigia: Pues antes los hombres eran caballerosos.
María: (visiblemente incómoda) No sé, señora, no me molesta.
Remigia: ¿Cómo no te va a molestar?
María: Pues no, así es ahora, y así estoy acostumbrada.
Remigia: Pero es que no debe ser así, las cosas tienen una forma de ser.
María: Pero también cambian, digo yo.
Remigia: Deberían de quedarse como están.
María: Quizás sí, las mujeres sólo deberían ser maestras y amas de casa, y tenerle la comida hecha al marido para que vea la tele a gusto.
Remigia: (Voltea a verme y me estoy riendo, voltea con María muy enojada) Pues yo creo que deberían de tratarnos con respeto como quiera. Por que luego-
María: Ah! Aquí es mi parada, me bajo.

Al bajar, me mira riéndose, y le agradezco con la mirada. La señora se sienta a un lado mío, ocupando por supuesto, más espacio del que debería. "Pi*che huerca", musita. Y yo me río.

We're up all ride to get
We're up all ride to get
We're up all ride to get
We're up all ride to get

The D. to the O. to the triple G.

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