miércoles, 16 de julio de 2014

El día destruye a la noche, la noche divide al día.

It's the springtime of my loving
The second season I am to know
Ya' are the sunlight in my growing
So little warmth I've felt before
It isn't hard to feel me glowing
I watched the fire that grew so long.

Fade In:

La conocí un día en un mítin político. Habíamos estado oprimiendo comunistas por par de horas, hasta que nos dieron un descanso.

Mi historia con las mujeres no es muy animada ni muy alentadora, tengo el récord entre mis amigos de haber sido la persona a la que más veces han dejado plantada, así que, tenía mis razones para estar reticente.

No había visto a nadie golpear con tan singular alegría a un grupo de disidentes en la ciudad desde las revueltas del '58. Además, parecía particularmente feliz golpeando los cráneos de esos infelices buscabullas.

Un error muy común es usar de manera incorrecta el tolete; mucha gente lo usa de fuera, como si fuera un cuchillo, cuando debe usarse por dentro, pegar con la mano y usar el tolete como soporte, pero ella lo hacía de maravilla. Nada mal para una novata.

Por un momento pensé que sería el efecto secundario del cortisol en mi sistema; las revueltas siempre me habían puesto mal, y, no sé, nunca había pasado antes, pero podría haber sido una alucinación.

Pero ahí estaba, junto a mi, y además se veía bellísima con su escudo antimotines. Supuse que sería un error, pero volteé haca ella y la saludé. De todos modos, si no era real, no había problema, nadie me respondería.

- Hola. Nunca te había visto por aquí.
- Oh, sí, soy nueva en esto.
- Oh, my, my, - siempre he odiado mi tendencia a hablar en inglés en medio de una conversación en español cuando estoy nervioso. Y los tics. Y la ansiedad. Y el no poder ver a nadie a los ojos durante más de dos segundos. - pues bienvenida; no es el mejor trabajo de todos, pero la paga es buena, y siempre es divertido aplastar los ideales ajenos. - Diablos. La riego, y sin embargo se ríe.
- Gracias, mi nombre es Lucille, pero dime Lucy.
- ¿Pero por qué, si es un lindo nombre? - ¡calla, no fuerces la situación!
- Uh, no sé, sólo mi madre me dice así.
- Bueno, Lucy, got it. Digo, uhm - Los tics. - Sí. ¿Y qué haces por aquí?
Se ríe - Pues aquí trabajo.
- Ah, no!, me refería a que--- tu entiendes, yo... uhm.
Se ríe más. - No te pongas tan nervioso, el arma no está cargada.
- Oh, yo, no quería decir que---
- Ah!, mira, los comunistas se están reagrupando, parece que ya recogieron los cadáveres.
- Uhm, bueno, el deber llama.

Y la opresión de los ideales sin sentido continúa. Siempre me ha gustado concentrarme en el sonido del hueso contra el tolete y luego contra el suelo, pero estaba demasiado ocupado con otro pensamiento. De verdad, no quería enamorarme de ella.

Y sin embargo, hacia ella fui en cuanto los comunistas se rindieron.

- ¡Hey, Lucy!
- Ah, hola. ¿Te cansaste mucho?
- ¿Eh? No, ¿por qué?
- Bueno, no parecías golpear a los rojos con la misma enjundia que al principio.
- Ah, no, es que - Oh, ¿me veía al principio? - ya estaban bastante golpeados, no quería gastar mi brazo de bolos.
- Oh, claro. ¿Juegas bolos?
- Sí, soy el bicampeón de la liga de la ciudad.
- ¿Bicampeón? ¡Vaya! Umm... Siempre quise aprender a jugar.
- ¿Oh sí? Si gustas te puedo enseñar, cuando quieras.
- Oh, genial.

Esperaba este silencio incómodo hace algunas frases, pero no fue tan incómodo como esperaba. En realidad era bastante agradable. Pero me atemorizaba la idea de que fuera incómodo en cualquier momento, así que debía romperlo.

- Oye... y eres de por aquí? - Qué tonta pregunta. Casi todo el mundo provenía de allá arriba.
- No, vengo de Santa Fe.
- Ah..., ¿cuál de todas?
- Uhm... no creo que importe por ahora.
- Oh, muy bien.
- ¿Y cuánto llevas viviendo aquí?
- Sólo unas semanas.
- Es poco tiempo.
- Sí.
- ¿Te gustaría conocer la ciudad?
Sonríe, y es la sonrisa más agradable y cálida que he visto.
- Sí, me encantaría.

Podría pensarse que siempre he criticado el romanticismo y todo lo que se le asemeje, pero en realidad no lo critico como tal, odio el romanticismo falso. Ahora, no me malinterpreten, sí quería la parte del sexo, pero también quería lo demás...

Los días pasaban y no la veía en el cuartel. Me preguntaba seriamente si sólo era alguna agente de Asuntos Internos para verificar que no hubiera corrupción en Ryan Security; que sólo hubiera pasado por ahí algunos días.

Pasaron un par de semanas del motín de los comunistas y me hallaba en mi bar favorito, el Fighting McDonagh, con mis dos mejores amigos, Marcos y Alonso.
D: Y pues así, les digo, tal como llegó, así se fue. ¿Ven por qué no debo tener esperanzas en nada?
M: No se agüite ese, todo va a salir bien.
A: Ciertamente, Marcos tiene toda la boca llena de razón. No hay por que disminuir los ánimos. ¿No te parece un poco excesivo el deprimirte por una mujer a la que apenas conociste por unas horas?
M: ¿¡Ya ve!? No chille, tómese una guama, de perdido. <Le grita a la mesera> ¡Eh! ¡Morrilla! Tráete tres jarras de Minerva oscura.
A: Ya sabes que no tomo.
M: Achis achis, ni quién te estuviera ofreciendo, son mías ese.
<Todos ríen, la cámara se aleja y muestra los créditos. "Believe it or not, I'm walking on air...">
D: Pero ya en serio. No quiero agobiarlos por mis problemas, pero, sinceramente, esto me está afectando más de lo que debería.
A: Mira compañero. Te daré un consejo, como amigo. Deja todo eso a un lado, concéntrate en ser feliz así como eres, y eso que estás buscando, en particular eso, vendrá por sí solo.
D: Pero, qué tal si no vuelvo a ver a Lucille otra vez?
M: ¿Lucy? Pero si esa chavala trabaja en Operaciones especiales, ese; salen una hora después de nosotros.
D: ¿En serio?
A: ¿Lucy? ¿Lucille Scott? Trabaja en las oficinas de al lado, podría asegurar que la hemos visto ahí. ¡Ah! Perdemos el punto. No puedes seguir esperando algo así para ser feliz. Sé feliz y eso llegará, te lo digo yo.
D: Sí, supongo que tienes razón.
M: ¿Entonces te dejarás de cosas? Por que la neta ya estoy hasta la madre de tu lloriqueadero.
D: Ya, 'ombe, ya no les diré nada
Y así, salimos todos del bar, ligeramente alegres, cuando, de camino a casa, nos encontramos a Lucille. La única reacción que me llegó a la mente fue empujar a Marcos y a Alonso a una tienda de autoservicio cercana, para que no estorbaran.

Entonces me paré en una esquina a "lucir casual", mientras Marcos y Alonso se daban cuenta de la situación a través del vidrio. Como no quería ver directamente a Lucille, solo giraba la cabeza quince grados hacia todas direcciones, hasta que me dí cuenta de que me había peinado con la mano, ya unas catorce veces.

Levanté la mirada y Lucille estaba en la esquina contigua, apoyada contra la pared, tapándose la boca. Una vez descubierto y en ridículo, no podía pasar nada peor, así que sólo fui hacia ella.

¿Nunca les ha pasado que hacen contacto con una persona que no está tan lejos como para sólo saludarle con un gesto, ni tan cerca como para verle fijamente sin que sea incómodo? Bueno, eso mismo me pasó, así que mientras iba hacia ella, sólo miraba intermitentemente hacia el suelo, los edificios, el cielo, Lucille, la máquina expendedora, túnel, los edificios, el suelo, máquina, cielo, Lucille...

- Hey, hola, Lucy.
- Hola, um... ¿qué hacías en esa esquina?
- ¿Eh? Yo, nada, en realidad.
- No deberías de hacer eso.
- ¿Esperar en las esquinas? Tú también lo hacías.
- No, pasarte la mano por el cabello; así se quedó calvo Luis Miguel
Me río nerviosamente.- ¿Qué te trae por aquí?
- Vivo a unos niveles de aquí. Sólo venía a comprar unas galletas. ¿Y tu? - Nos empezamos a mover hacia la tienda de conveniencia.
- ¿Yo? Uh... yo vengo del... uh... el... este lugar... cómo se llama... en inglés se dice fun...
Se ríe mucho - ¿Vienes de tomar? Es muy temprano para haber terminado...
- Sí, yo... no me gusta tomar mucho.
- Deah, se nota que tomas un chorro
- No, de verdad, no.
- Osh, pues que aguafiestas.
- No, digo, puedo tomar mucho cuando es necesario, pero pues era sólo-
- No, no, ya la regaste.
- Oh, vamos, yo-
- Ya, déjalo. Oye, tú me dijiste que me mostrarías la ciudad.
- Eh, pues sí, lo dije
- ¿Y sigue en pie?
- Pues, claro, si quieres.
- ¡Genial!... Oye...
- ¿Sí?
- ¿Son tus amigos los de la ventana?
Volteo a ver y Marcos y Alonso nos están haciendo gestos ridículos desde dentro de la tienda. Pero me las van a pagar.

Entramos a la tienda y ella compró sus galletas en tanto que les pedía a Marcos y Alonso que dejaran de estar raspándola, pero fue un poco tarde, pues Lucille se acercó a nosotros.
D: ...Y si siguen enquiotando, van a ver.
M: Cálmala ese, nomás estábamos jugando.
A: Ciertamente parece que te lo tomas muy a pecho, compañero.
D: Pues es que---
L: Hey, ¿ellos son los de las caras?
D: ¿Eh? Ah, sí. Lucy, ellos son Alonso, Detective Jefe, y Marcos, de Relaciones Exteriores. - me acerqué a ella y le hablé por lo bajo - No te le acerques mucho, ¿sabes?
L: Uh... ok.
D: Bueno, eh, ¿no tenían que ir a la casa a... arreglar eso?
A: No sé de lo que estás hablando... ah, si, eso.
M: Nel, no es cierto, no teníamos nada que hacer. <Codazo de Alonso> Ah, ya, la cosa, lo de eso.
D: Sí, bueno, no se les vaya a hacer tarde.
L: Ay, ¿en serio están ocupados?
M: En realidad...
D: Sí, uuuuh, muy muy ocupados.
V: Por que hay una fiesta cerca de mi casa, y todas se han estado portando muy mal.
<Todos ríen, la imagen se congela y comienzan los créditos. "I never thought I would feel so free...">
M: Ándale vato, vamos.
A: Sí, ciertamente es tiempo ya de convivencia con terceros y de diversión general.
D: Pues... supongo que está bien, creo.

Y así, fuimos todos a la fiesta. Era la fiesta de celebración de los 21 años de uno de los vecinos de Lucy, y por supuesto, había litros de alcohol. Sin embargo, todo lo que ponían de música era agrope. Luego de irnos sobre el alcohol, Alonso, Lucille y yo nos reunimos en una esquina con nuestros vasos.
L: Lo siento por el agrope, chicos, pero parece que ya todos están super borrachos...
D: No, pregunté y dijeron que lo habían puesto desde el principio.
A: Así parece, por que sólo hay algunas botellas abiertas... la mayoría por nosotros.
D: ¿Y Marcos?
A: Bailando, por allá.
D: Madre mía.
L: ¿Le gusta el agrope?
A: Noup. Pero le gusta bailar y el alcohol. Y creo que también la parte de estar rodeado de mujeres jóvenes.
L: Tiene sentido, yo creo que a todos.
<Risas generales, la cámara toma escenas de la fiesta mientras corren los créditos, "Flying away on a wing and a prayer">
A: Pues sí, eso parece.
L: Bueno, si no les gusta el agrope, por qué no vamos a otro lado.
A: Yo no puedo, tengo que ir a casa - gracias Alonso.
L: Uhm... bueno. ¿Tú si puedes?
D: Sí, por supuesto. Y supongo que Marcos querrá quedarse aquí.
A: ¿Sabrá regresar desde aquí ebrio?
L: No hay problema con eso, el anfitrión los dejará quedarse hasta mañana.
A: Muy bien, todo resuelto.
D: Bueno, sobres, te veo al rato, o a lo mejor llego tarde.
A: Bueno, ándale, pero te llevas un suéter.
Lucy se ríe. Mientras buscamos la mejor manera de pasar hacia la puerta sin que nos cayera alcohol barato encima, subieron el volumen a la música.

L: Agh, odio el agrope
D: Sí, yo también. Las fiestas deberían empezar con electrónica y luego bajar de nivel.
L: ¿Verdad que sí? De perdido dubstep o algo así.
D: Sí, -cambio de canción- no sé qué tan poca clase debes tener como para empezar con agrope.
Todos me oyen y tenemos que salir corriendo. Afuera, a causa de los nervios y el alcohol en la sangre, comenzamos a reír casi histéricamente. Cuando nos tranquilizamos Lucy y yo nos vemos a los ojos silenciosamente, en un par de segundos que parecieron media hora, hasta que Alonso nos interrumpió.

A: Em... Bueno compañeros, me retiro. Señorita Lucille, mucho gusto.
V: Sí, nos vemos pronto. Tú, ven conmigo. Me vas a mostrar lo más fino de esta ciudad. Ok?
D: Claro que sí.
A: La verdad es que no pudiste haber conseguido mejor persona que te guiara. El caballero aquí es el mejor conocedor de las maravillas que ofrece la ciudad, estéticamente hablando. Bueno, ya. Adiós.
V: Bye.
D: Sobres.
Alonso se retiró rumbo a La Casa, dejándonos solos.

- Entonces... ¿conoces mucho de la ciudad?
- Pues... no mucho, sólo lo importante.
- Entonces llévame a algún lugar importante, ¿sí? - dijo riéndose. Ah, se veía tan bonita cuando se reía...

Y pues fuimos al Jardín del Té, en Arcadia, uno de mis lugares favoritos en toda la ciudad.
- Éste parece un gran lugar, incluso parece que estamos allá en la superficie.
- Sí, es mi lugar preferido para pasear.
- ¿Sólo para pasear?
- Sí, en realidad prefiero pasar el tiempo en el Fighting McDonagh, o en algún teatro o similares.
- Ya veo, ya veo. ¿Cuánto llevas viviendo acá?
- Oh, aunque no lo creas, yo nací aquí.
- ¿Naciste aquí? Creí que todos eran inmigrantes...
- Bueno, son raros los que no, pero, sí, nací aquí. He paseado por toda la ciudad desde niño; excepto por el pabellón Médico, ese lugar en realidad me asusta.
- ¿Le tienes miedo a los doctores?
- No, son las fotos del lugar en la historia... nevermind.
- Bueno, está bien.
- Sí... ya es tarde, y mañana tengo que trabajar, ¿sabes?
- Pues... está bien. Me gustaría seguir conociendo la ciudad, y ya que pareces conocerla tanto... um...
- ¿Te gustaría volver a... eh... recorrerla?
- Sí, sería grandioso. Por cierto...
- ¿Sí?
- Esto me da mucha vergüenza, pero...
- <Rostro lleno de ilusión> Dime, no hay problema.
- No me has dicho tu nombre...
- <La ilusión se transforma en incertidumbre> Oh, silly me, me llamo Dontavious Goddhard, pero la mayoría de las personas me llama Doggg. En fin. Pues... - ¡No parezcas un loco! - ¿A qué horas sales del trabajo?
- Ah... ¿qué? Bueno, salgo a las 19:00.
- Sí, oye... ¿Por qué no te he visto en el cuartel de la unidad anti-motines? - Clever guy. You smooth suave son of a bitch.
- ¿Cómo? Ah, por que sólo me enviaron a auxiliar el día de la revuelta de los comunistas. En realidad trabajo en Operaciones Especiales.
- Ah, eso lo explica, supongo. Bueno, aquí está. Este es mi lugar favorito.
- ¿Este árbol?
- Sí. Un día, mi padre me llevó a la superficie, a ver música en vivo. Como aquí no podemos tener varios instrumentos, ¿sabes?
- ¿Ah no?
- No, es por la presión, la humedad y eso. En fin; cuando fui, vi semillas en un pino; las traje aquí cuando volvimos y las planté aquí. Sólo una se dio, ésta.
- ¿Y cómo se llama?
- Es un enebro. Mira a tu alrededor. Es el único enebro en toda Arcadia-- no, en toda la ciudad. Y yo lo planté. Lo cuidé hasta que la Ryan Brewing Company me lo compró para hacer la famosa Ryan Ginevre; hacen unas pocas botellas al año, es de lo más selecto... y bueno, creo que ya hablé mucho.
- No, no, por favor, continúa...

Y así, empecé a "salir" con Lucy. En realidad sólo nos veíamos después del trabajo; la esperaba fuera del cuartel, y nos íbamos a algún lugar, Arcadia, Fleet Hall, Neptune's Bounty... Incluso dentro del trabajo, platicábamos todo el tiempo, pero nada formal o sugerente, en realidad éramos todos los del cuartel, ya que la temporada de renovación de contratos había pasado, los aguinaldos gastados, las leyes olvidadas, la gente pensaba dos veces en hacer un motín; la navidad se acercaba, y nosotros los oficiales anti-motines no teníamos tanto trabajo, y las situaciones rara vez eran tan graves como para incluir a los de operaciones especiales, la mayoría de la seguridad podía ser manejada por los robots.

En una ocasión, mientras regresábamos de una función en Fleet Hall, ella sacó un libro de su bolso. En letras grandes, leía
THE JUNGLE
 Upton Sinclair

Cuando lo vi, intenté taparla. Era uno de los libros prohibidos; introducir un libro de la lista negra, y con más razón siendo parte de Ryan Security, era causa de expulsión de la ciudad, o incluso de encarcelamiento.
- Lucy, ¿qué haces?
- Saco un libro para leer, ya te vas a casa desde aquí, ¿no?
- Uh, sí... no. Mejor te acompaño a tu casa.
- ¿Y eso?
- Para que guardes ese libro.
- ¿Éste? Pero si es muy bueno...
- Pero es un libro comunista. Es sedicente, ¿sabes?
- Pero es bueno. No me importa si es moralmente incorrecto, si lo puedo disfrutar.
- Mira, yo sé que el arte es necesario y no puede ser censurado... pero te puede causar problemas y yo...
- ¿Tú? ¿Me vas a entregar?
- ¿Eh? ¡No! ¡Claro que no! Yo... uh... no quiero que tengas problemas ¿ya?
- Pero es arte. Es algo que nace de la pasión, y la pasión siempre causa problemas. No puedes detenerte a hacer algo sólo por que te causará problemas.
- P-pero... no deberías...
- Si te prohibieran que nos viésemos... ¿dejarías de hacerlo, sólo por que te causa problemas?
- Yo... no.
- ¿Lo ves? Por que es algo que disfrutas. También evitarías las reglas si te prohibieran ir a ese bar al que vas tanto, o con tus amigos. Es algo inherente a nosotros los humanos.
- Lo sé, lo sé, tienes razón. Pero no quiero que te tengas que ir de la ciudad.
- (Sonríe) A ti te gusta mucho el cine, ¿verdad?
- Sí. Es lo más maravilloso del mundo.
- Y te gusta mucho esa película... Alphaville, ¿verdad?
- Sí.
- ¿Me dirías por qué te gusta tanto?
- Por la manera en la que expresa el peligro del individualismo en las sociedades homogéneas. La estética noir. La distopía tecnocrática.
- Eso pensé. ¿Y tú crees que prohibir este librito no atenta al individualismo igual que Alpha 60?
- Yo... sí... no lo sé.
- Lo hace. Leer este libro me vuelve un ser individual. También he leído "La rebelión de Atlas",  he leído "Las uvas de la ira", he leído "1984", "We the living"... pero leo por el puro placer de leer, no de encontrar ideas en los libros... aunque a veces las hay...
- Entiendo...
- Gracias. Sé que puedo confiar en ti.
Me abrazó de lado y deslizó el libro en la bolsa de mi gabardina.
- Je vous aime.


Silencio super incómodo.


- ¿Eh?
- Nada. Una frase de Alphaville. Así termina. Supuse que sería ingenioso.
Rióse. - Lo fue, lo fue.

Cada martes íbamos a jugar bolos en el bowling alley que quedaba un par de pisos abajo del cuartel, y yo le enseñaba de ello. Aprendía muy rápido, hasta que me dijo la razón.

- Creo que aprendes demasiado rápido, ¿sabes? Debes ser algún prodigio de los bolos o así.
- ¿Yo? Oh, bueno, qué más da, fui campeona juvenil de bolos en Santa Fe.
- ¿Qué?
- Sí, pero llevo mucho sin jugar.
- P-pero, ¿entonces para qué fingías?
- Era divertido verte frustrado enseñándome, no eres muy buen maestro, "¿sabes?"
- Ah, oye, no te burles de mi lenguaje, hieres mi psique, ¿sa- uh.
Se rió y tomó el resto de su cerveza.
- ¡Hey! ¡No me veas tomar mi cerveza! ¿Quieres que se me caiga o algo?
- Uh... no. - Lo que me temía había pasado. Volteé rápidamente y bebí de la mía.

Mis tiros se volvieron lentos e imprecisos. Intentaba concentrarme, pero no podía, estaba en crisis, supongo. Ella, por otro lado, podía dejar de fingir con toda libertad que no sabía jugar a los bolos y empezó a jugar con soltura; grácil y majestuosa. Luego de mi primer derrota en años,un aplastante 257 a 112, salimos del bowling alley y continuamos hacia el edificio en el que vivía, que quedaba a unos 6 edificios del mío (Mundo pequeño, ¿eh?).

En mi monólogo interno, no me daba cuenta de que llevábamos sin hablar ya 15 minutos.

- Uhm, oye, yo...
- ...
- ¿Doggg? ¿Estás enojado?
- ¿Eh? No, no, no, para nada, ¿por qué?
- Llevas callado quince minutos.
- Uh, yo... lo siento, recordé algo, y me lleva un rato circulando en la cabeza.
- ¿Pero estás bien?
- Sí, perfectamente.
- ¿Seguro? Si quieres puedes quedarte en mi casa un rato, no sé, descansar, tomar un vaso de agua.
- Bueno, yo, ¿por qué la preocupación?
- Te ves... uhm... alterado.

De pronto lo sentí de nuevo. La opresión en el pecho, la dificultad de respirar, las náuseas... el horror. El horror. No tenía un ataque de pánico desde la balacera de la Decimoprimera avenida. Quizá sería mala idea pasar a su casa, pero necesitaba sentarme y tranquilizarme, de otro modo, podría pasar a peores.

Llegamos a su casa. Era una casa pequeña, no muy amueblada, sólo lo necesario. Recordé lo básico de mi tratamiento con el psiquiatra del departamento.

- ¿L-Lucy?
- ¿Qué pasa, Doggg?
- T-tien-n-nes p-p-pastillas p-p-para d-d-dormir?
- ¿Para dormir? Sí, sí, por supuesto

Fue corriendo hacia la recámara mientras yo intentaba tirarme en el sillón, inútilmente, pues caí en el suelo. Y desde ahí, vi una envidiable colección de videojuegos.

Una vez tranquilizado y con barbital en mi sistema, platicábamos de la balacera que causó todo.

- ...Y todo terminó cuando llegó el equipo de operaciones especiales.
- Vaya... suena intenso.
- Sí, bueno, no pasa nada, es la primera recaída que tengo en años.
- ¿Seguro que estarás bien?
- Sí, no pasa nada. Estas cosas no son mortales, que yo sepa.
- Bien.
- Oye, vi tu colección de videojuegos.
- ¿Eh?
- Sí, cuando caí al suelo.
- Ah - se ríe - ¿te gustaría jugar?
- Claro.
- Uhm... ¿no hay problema si son juegos muy violentos?
- Oh, no, para nada, los juego todo el tiempo.
- No nos arriesguemos. Juguemos Mario Kart
- Oooh, Mario Kart, hace un chorro que no lo juego.
- Ay, no seas exagerado, hace nada que salió.
- ¿Cómo? ¿Tienes el 8?
- ¡Sí! ¡Me encanta!
- Wow! Eres la primera persona que conozco con un Wii U propio.
Se ríe.
- Bueno, ya, mucha cháchara, ¿sabes? Vamos a jugar.
- Eh, dijiste... nada, vamos a jugar!

Fue una noche muy divertida. No llegamos a nada, por supuesto, pero pasamos un rato muy agradable. Por un momento, olvidé todas mis preocupaciones y sólo estuve con ella, disfrutando.

Llegué a mi casa con mucho sueño, pero una certeza en mí. Ella era el amor de mi vida, mi mujer ideal. Aún siendo el más liberal de los radicales, y el más fiel de los objetivistas, quería casarme con ella, tener una familia, envejecer con ella y morir juntos. O no sé, lo moldearía a como ella lo viera prudente. Sacrificaría todo por ella.

Continuamos ese ritmo, pero mi desidia me impedía decirle lo que sentía por ella. ¿Cómo decirle algo tan atrevido si ni siquiera había hecho un movimiento?

Continué esperando la ocasión necesaria, hasta que un día, ella no fue al trabajo. Lógica era lo último en la lista, así que fui a preguntarle al jefe si sabía algo. Nada. No llegaba, y no llegaba. La llamé al celular y no contestó. No podía llamarla dos veces, no quería que pensara que estaba loco. A la hora del almuerzo, me hallaba contando mis cuitas con Marcos y Alonso.
D: No ha llegado, no ha llegado.... NO HA LLEGADO!
A: ¿Por qué no te tranquilizas? ¿Qué tal si se tomó un día libre?
M: Sí, es como... lo más normal del mundo, homs.
A: Mira, ponte a pensar. ¿Por qué razón habría faltado si no es por tomarse el día libre?
D: Pues no sé... ¿qué tal si se perdió en el Pabellón Médico? ¿O-o-o si alguna revuelta de comunistas la atrapó de camino acá? ¿¡O qué tal si algún gato maligno la atrapó y la llevó a un mundo congelado!?
M: <Golpe en mi cara> ¡Tranquilízate! ¿Qué sentido tiene eso?
A: De hecho, lo de los comunistas tiene sentido.
D: ¡¡¡¡AAAAAAGGGGGHHHHH!!!!
A: ¡Cállate, lo estás empeorando!
M: Wacha, es Nina, pregúntale, ella también está en Operaciones Especiales... ¡NINA!
N: ¡No me grites, Marcos! ¡Yo no voy a estar aguantando tu exhuberancia juvenil! ¡Y menos aquí en la cafetería!
M: Tranquíla esa, nomás te íbamos a preguntar algo
A: Sí, ¿Sabes dónde está Lucy, Lucille Scott?
N: No, no sé, ni me interesa.
D: Maldición...
A: Hombre, ya cálmate. Eso sólo quiere decir que se tomó el día, quizás.
N: No creo, ¿un día libre a los dos meses de empezar a trabajar?
D: <Golpeo mi frente en la mesa>  Ah.. mi vida es un desastre.
N: No seas payaso. <golpe en mi nuca> Ya me voy, y tú, no me vuelvas a gritar en público.
La razón volvió momentáneamente. Si vive a unos edificios de La Casa, podía ir a visitarla en cuanto saliera. Era un plan a prueba de tontos. Si no me respondía o no me quería recibir, sería otro cantar, pero por ahora estaría más tranquilo.

Así que llegó la noche, y salí disparado hacia su casa. Toqué la puerta y ahí estaba Lucy. Pero su calidez había sido trastornada, la sutil sonrisa en sus labios se había ido. Estaba llorando, y parecía estar llorando desde hace horas.

En cuanto me reconoció, me abrazó por el cuello y comenzó a llorar a gritos. La abracé también y la levanté unos centímetros - para no arrastrar sus pies -hasta dentro de la casa.

- ¿Qué pasó, Lucy?
- Oh, Doggg, estoy devastada.
- ¿Por qué?
- Es que, yo - y comenzó a sollozar.
- There, there, aquí estoy, no pasa nada. - le dije mesándole el cabello con los dedos.
- Corté con mi novia.
<El público supira, la escena disuelve a negro. "Who could it be? Believe it or not it's just me">
Y todo comenzó a hacer sentido. El amor de mi vida era una lesbiana. Por supuesto, la cosa no podía terminar así; aunque soy consciente de cómo no serlo, estaba herido, y como un animal acorralado que lanza dentelladas a todas direcciones en el espacio, comencé a ser un idiota.
- Ah, comprendo, comprendo. - Deslicé mis manos por su cintura para soltarla y me senté en el sillón, sin esperar a que me lo indicara, como lo hacía siempre.
- <Sollozos continuos> Sí, no me lo esperaba, estábamos tan felices juntas.
- Ya veo. Sí. ¿Y qué más?
- Pues llegó ayer en la noche, a visitarme y-
- Ajá...
- Me dijo que no sabía hacia dónde iba nuestra relación...
- Sí.
- Y entonces yo... - Rompió a llorar.
Recliné mi cabeza sobre el sillón. Estaba molesto. Molesto con ella, molesto con el mundo. Pero más que nada, molesto conmigo mismo, por que sabía que no pasaría nada desde el principio, y aún así, estaba siendo un idiota.

Y me dí asco. Nunca había sentido repulsión hacia mi persona como ese día. No me soportaba, por lo que estaba haciendo. Me arrodillé junto a ella, que estaba sentada sobre la alfombra y la abracé. Y lloré con ella. Los dos llorábamos por el amor perdido. Y a pesar de que nunca habíamos estado tan cerca... Because, baby, if I'm the bottom, you're the top.

Me he resignado. Nunca conoceré a alguien como ella, tan linda, tan atractiva, tan interesante, en fin... <¿Estaría todo en mi imaginación?> de verdad la quería. Pero no la merecía. Me contó todo el asunto y cómo pasó todo. Había sido tan ingenuo.

Seguimos siendo amigos, supongo. Aún la quiero, pero no le arruinaré el día con ello. Qué más da. C'est la vie.

Esta historia está basada en hechos reales. Sin embargo, todos los nombres de personas, ciudades y marcas registradas fueron cambiadas para proteger la privacidad de las personas, así como la ocupación real. Ningún comunista fue herido en la narración de esta historia, más que el narrador.

I've felt the coldness of my winter.
I never thought, it would never go, oh
I've cursed the gloom that set upon us
But I know, that I love you so
But I know, that I love you so.

The Doggg.

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